GANADOR 2018:
JUAN CARLOS SUÁREZ
ECO-CIDIO
Acrílico sobre lienzo, 100 x 100 cms.
2018
Quindio / Armenia
ECO-CIDIO
Acrílico sobre lienzo, 100 x 100 cms.
2018
Quindio / Armenia
En medio de un lenguaje pictórico contemporáneo, Julián Martínez Villalba nos arrastra en medio de la ironía del mundo de hoy. Ese mundo que discurre entre lo natural y lo arti cial, entre lo realista y lo onírico, entre el colorido vibrante de la imagen de la mujer que se asolea sobre una dona, en medio de un oscuro liquido gaseoso. En la búsqueda de ese atractivo placer tan letal como la exposición al sol para lograr el color perfecto, navega el drama de un consumo desmedido que nos lleva a la muerte. Se trata de la representación propia de un artista que mani esta su capacidad colorista y que con una estética casi trivial interpreta ese lugar en el que ha caído la sociedad de hoy. Entre la ensimismamiento casi ridículo de la escena que caracteriza un sueño o una pesadilla y una horrible y a la vez casi hermosa realidad, se puede apreciar en esta obra el mundo de hoy.
Ahí reside el interés de esta obra que sin mayor trasgresión, nos brinda ese espacio de re exión sobre el lugar de lo fatuo y muy serio que no hemos querido ver.
Julián Martínez Villalba lleva ya un camino recorrido que vislumbra un futuro seductor en el que la pintura al óleo representa una vez más un lenguaje aún valido en el panorama de la poética de la pintura sobre tela. La interlocución que se establece entre el observador y la temática, favorece potenciar los imaginarios dentro de una realidad que va más allá de la misma obra.
Margarita Guzmán Bejarano
Artista, museóloga y gestora de Patrimonio
El desplazamiento no es un hecho inusual en la vida de Oscar Villalobos, un artista que tuvo que emigrar de las selvas de San José del Guaviare, su región natal, a diversos lugares hasta radicarse en Bogotá. No es extraño por lo tanto que el artista siga desplazándose, aunque ahora a través de la pintura, y no ya en las lanchas y canoas de su infancia, sino a pie, y tampoco ahora a través de una exuberante vegetación selvática, sino por las calles de una atestada jungla de cemento que ejemplifica el desordenado crecimiento de muchas urbes contemporáneas.
Sus nuevos desplazamientos pictóricos no son, por supuesto, tan exóticos ni tan singulares como los de su memoria, sino que, por el contrario, son los mismos desplazamientos de infinidad de hombres y mujeres que se traslada diariamente de sus lugares de habitación a sus trabajos y viceversa, y que, como el artista, van registrando visualmente los incidentes, los peatones, los semáforos, los coches de bebé convertidos en verdaderas misceláneas móviles, los vistosos letreros comerciales, los vendedores ambulantes con sus coloridas sombrillas que son como las flores de esta selva artificial, y los automóviles que se abren paso entre la multitud de personas que se ignoran mutuamente, cada cual imbuido en sus incertidumbres, sus dificultades, y cargando con su acompañada soledad.
Su obra conlleva un trasfondo social que conduce al observador a reflexionar sobre problemáticas como la movilidad en las grandes ciudades, la desalentadora rutina de su población, los gajes del trabajo informal, las desesperanza de los habitantes de la calle, la insalubridad de sus alimentos, y en general, acerca de la inquietud, la discriminación, y la desesperanza que parece haberse convertido en parte inamovible del paisaje citadino.
EDUARDO SERRANO
CURADOR Y CRÍTICO DE ARTE